Barclays Center, Nueva York, Estados Unidos. Peso Superligero.
La situación estratégica para Broner en esta pelea era muy compleja. Si decidía acortar los espacios y buscar el boxeo en corta, en el que, en teoría, es superior, se expondría a los temibles directos de García sin tener garantías de poder disminuir los espacios de forma prolongada. Así, la mejor opción para “The Problem” era caminar el ring y usar mucho su veloz jab en preparación de su fugaz directo aislado y otros contraataques con golpes curvos. De todos modos, esto no podría ser ninguna garantía ante un boxeador como García, que desde la distancia media y media-larga podría dominar con absoluta solvencia si se le otorgaba el centro del ring. En cualquier caso, la opción más evidente y menos peligrosa era ceder la iniciativa, por lo que Broner no dudó en su elección.
Por ello, desde el primer asalto intentó, a través de su dinamismo, alejarse del peligro y desdibujar a su oponente. En el round inicial la táctica dio resultado, siendo sus movimientos suficientes para mantenerse en gran medida fuera del alcance de García a la vez que podía conectar el jab, pero desde el segundo round la movilidad de Broner empezó a verse disminuida, por lo que su rival no tuvo problemas para conectar ganchos al cuerpo y alguna serie de directos. Esto fue a peor en el tercer episodio, en el que fue alcanzado con enorme claridad por una izquierda curva abierta y, encerrado en las cuerdas, tuvo que soportar ganchos de apreciable potencia.
Con las dudas inundando su boxeo, Broner fue, de nuevo, un manojo de inconstancia, oscilando hacia delante o hacia detrás sin encontrarse cómodo en ninguna distancia. En cambio, García, muy bien asentado en su típico planteamiento, no encontraba demasiadas dificultades, imponiendo su tenso jab hasta que encontraba la ocasión de atacar con el 1-2 o con ganchos al hígado que conducían al ensogado a su contrincante. En algún momento Broner sacó algún buen contragolpe aislado o anotó un eléctrico recto de mano adelantada, pero esos destellos esporádicos no servían para hacerse con los rounds y ni siquiera para mantener igualadas las acciones.
Desde el sexto asalto Broner intentó avanzar sobre su contrincante, pero esto le dio incluso menos resultados, ya que, tras errar algunos jabs, recibía una seria contraofensiva que le obligaba a retroceder precipitadamente y demostraba su inferioridad. Por lo que respecta a García, éste podía ajustar su táctica a la perfección en respuesta a las variaciones de Broner, de modo que en ningún momento perdía el control, sino que en cada round sus series de directos, sus combos con variación de altura y sus potentes ganchos enlazados a la cabeza se imponían, asegurándose la victoria en las cartulinas extraoficiales desde el octavo round.
A consecuencia de ello, Broner, consciente de su mala situación, intentaría buscar pelear en corta para esperar una mano de knockout, puño que no llegaría pero que trató de encontrar con tenacidad con potentes hooks a la sección media, fuertes derechazos directos o curvados y rápidos ganchos de mano adelantada en algunos breves cruces. En cualquier caso, estos mejores golpes de Broner en la contienda llegarían concentrados en momentos puntuales y García terminó por hacerse espacios con el jab e incluso obligó a ceder a su rival con series de directos.
Terminados los doce asaltos, los jueces dieron cartulinas de 116-112 doble y 117-111 que le otorgaron la victoria unánime a Mikey García 37(30KO)-0, que se hizo con el triunfo con más repercusión de su carrera. La puntuación de Bastión Boxeo es de 117-111 a favor de García. Pero la pregunta es ¿Fue esta la mejor actuación de su carrera? A pesar del fervor que ha podido despertar su convincente triunfo, la respuesta es no. Esto no debe llevar a equívocos. Es cierto que se medía a un boxeador lleno de destreza y talento natural, además de sumamente veloz y potente, que había ostentado coronas en cuatro divisiones, aspectos que no impidieron que García impusiese su superior solidez, constancia y astucia para dominar la contienda. Dicho esto, y sin desmerecer su actuación, Broner 33(24KO)-3 tuvo mucha responsabilidad en el resultado final por sus dudas tácticas constantes y por su incapacidad de explotar adecuadamente su estrategia inicial, mientras que García, a pesar del incuestionable triunfo, en los últimos rounds perdió bastante ritmo y, por lo demás, durante toda la contienda pareció mucho más lento que de costumbre. Es más, su excelente boxeo no parecía tan fluido como en sus anteriores combates, en los que se deslizaba por el ring como si levitase, sino que su caminar parecía lastrado, por lo que esto podría indicar que su adaptación al peso superligero no se ha realizado de la manera adecuada.
Sea como sea, García puede estar en líneas generales muy satisfecho con su éxito que, sin ser el mejor ejecutado, es el más importante de su trayectoria por el renombre de su contrincante, pudiendo esperar por ello una buena posición en el ranking de todos los pesos y ser barajado como posible rival de grandes nombres en tres divisiones. Y es que García y su entrenador no han descartado buscar a Linares o a Lomachenko en el peso ligero, a Crawford o a Indongo en el peso superligero o a uno de los campeones wélter, de modo que, a falta quizás de un gran cierre de año, podría convertirse en uno de los nombres de 2018. Respecto a Broner, a pesar de que él señala que está orgulloso de sus logros, otra vez ha quedado aún más claro que la que fuera en otro tiempo para muchos la gran promesa del boxeo estadounidense ha terminado siendo casi un juguete roto de los grande medios, que le ensalzaron cuando se comportaba como un fantoche dentro y fuera del ring, estupideces que aplaudían y de las que eran cómplices con su respaldo indirecto pero que ahora que han terminado por quebrar su proyección de forma definitiva son lanzadas a su cara. En cualquier caso, aunque los medios y su entorno han jugado en su contra, el único responsable final es Broner que, a pesar de tener mucha más destreza natural, velocidad y recursos que la media de los boxeadores de su generación, ha dilapidado sus cualidades sin que haya vuelta atrás por sus malas decisiones y por su pésima elección de acompañantes.
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