miércoles, 26 de agosto de 2015

Nery Saguilán - DeMarcus Corley (22/8/2015)

Gimnasio Municipal José Neri Santos, Ciudad Juárez, México. 
En juego el título WBC internacional del peso ligero.

Partiendo como claro favorito para imponerse en el encuentro, el 7º clasificado por la WBC Saguilán trataba de conseguir un título menor de dicho organismo que le situaría a medio plazo al alcance de una eliminatoria. Pero contra todo pronóstico y batiéndose a un veterano excampeón mundial como Corley, que ahora mismo se encuentra muy alejado del nivel de la élite, sufriría enormes dificultades y daría una imagen tan poco brillante que las dudas previamente existentes se han cernido todavía más amenazantes sobre el top 10 mexicano. Si ya antes de que se iniciase el combate Saguilán dejó clara su intención de montar un "show" con su histrionismo, no acudiendo a la llamada del árbitro hasta que terminó un baile, lo peor de todo es que con el inicio de las hostilidades mantendría su extravagante comportamiento con gestos chulescos y otro tipo de acciones similares que no se veían respaldadas por casi nada de boxeo. Por su parte un Corley simplemente serio y con oficio conseguiría durante la primera mitad del encuentro una ventaja casi insalvable.

Con el doble jab, el 1-2 o algunos otros rectos lanzados sin demasiada potencia, Corley llevaría a las cuerdas a un Saguilán que permanecía estático con la guardia cerrada, y que tras encajar algunos puños poco claros señalaría con variados gestos que en nada le afectaban los golpes. Y aunque es cierto que la contundencia del estadounidense no era elevada, mostrándose también poco decidido en ataques definitivos con su rival de espaldas al ensogado, "Chop Chop" Corley conectaba algunos eventuales ganchos al rostro, sobre todo de mano derecha, que si que llevaban potencia y le ayudaban a llevarse los asaltos con claridad. Porque Saguilán no ofrecía a penas ofensivas, exceptuando alguna esporádica y desordenada arremetida con poco precisos ganchos que solían ser esquivados o contragolpeados con buena técnica y precisión por uppercuts o ganchos de su oponente. 


Aunque con el paso de los asaltos la iniciativa llevada por Corley fue desapareciendo (aunque Saguilán seguiría permaneciendo muchas veces estático en las cuerdas), su boxeo hacia atrás contaba con la suficiente capacidad defensiva para no dar planos claros a su rival a la vez que realizaba sus contraataques, a menudo con ciertos detalles de calidad como repetir su mano derecha en uppercut y gancho. Si bien era elusivo y su intención no era la de dar un emocionante combate, su trabajo era efectivo y con directos aislados y ganchos de mano adelantada controlaba el encuentro y había amasado los suficientes rounds como para conseguir ya la victoria. Por otro lado las bromas y demás tonterías de Saguilán habían comenzado a cansar muy notablemente al público, que ya hartados abucheaban sonoramente desde pasada la mitad del encuentro. Si bien en ciertos momentos aislados la "Pantera" igualaría un tanto las acciones con sus series de hooks, su falta de continuidad era total, por lo que sus acciones no servían para crear un punto de inflexión en la pelea. Por contra, en unos asaltos finales en los que la inactividad y el hastío fueron las notas dominantes, la escasa mayor actitud de un cansado Corley poniendo manos sin tensión le servía para seguir anotándose rounds.

El deslucido enfrentamiento que ambos ofrecieron, que por culpa de Sagulián llegó a ser por momentos esperpéntico, llegó a su fin y aunque lo justo hubiese sido una amplia victoria para DeMarcus "Chop Chop" Corley 42(25KO)-24(6), que pese a un poco vistoso boxeo hizo más para ganar y fue mucho más preciso, los jueces daban un incomprensible triunfo unánime de forma muy inmerecida a favor de Nery "Pantera" Saguilán 34(12KO)-4(2)-1. Las tarjetas fueron de 115-114 y de doble 115-113, siendo en realidad muy difícil dar más de tres asaltos al boxeador local. Además, en estas cartulinas no se tienen en cuenta algunas irregularidades(como pegar después del tañido de la campana de final de round) por parte de un Saguilán que demostró con su actuación que actualmente no está ni siquiera cercano al nivel de la élite mundial, estando también lejos del nivel del top 5 mexicano, que cuenta con grandes púgiles. Si bien se puede señalar que Saguilán no tuvo su mejor día, debe entender que no se da espectáculo haciendo bravuconadas, sino que sólo con un buen boxeo lo puede verdaderamente lograr. Porque si a cierto sector del público le puede agradar la actitud chulesca sobre el ring mientras el púgil que lo realiza gana, una vez que pierde estos gestos repercuten de forma sumamente negativa para el boxeador.

Por otro lado, el mérito debe de ir para un veterano Corley con con más de una veintena de derrotas y que probablemente no volverá a disputar un mundial, pero que estando lejos del campeón que fue en 2003 hizo suficiente para sumar una sólida victoria ante un rival 14 años más joven que él y que tenía las apuestas claramente a su favor.

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