The Bomb Factory, Dallas, Estados Unidos. Peso Medio.
En un enfrentamiento condicionado por la gran altura y envergadura del mexicano Ovando, el doble campeón mundial amateur Korobov retornó a los rings después de 13 meses de inactividad, logrando pese a ello un amplísimo triunfo que no tuvo, de todos modos, especial brillo. Y es que, estando sin rodar y precipitándose un tanto en sus ataques al intentar sobrepasar los largos brazos de su oponente, Korobov se desmadejaría considerablemente en sus acciones, dando una imagen bastante peor de la que es habitual en dicho boxeador. Aún así, su control de las acciones fue evidente, anotándose round tras round sobre todo a través de un gran uso de su directo zurdo. Lanzando dicho golpe al rostro y al cuerpo, tanto aislado como en 1-2 convencional o en variación de altura, Korobov sobrepasaría sin excesivas dificultades la defensa de su oponente, un Ovando que se centraba en usar su jab, desviado por el ruso casi en la totalidad de ocasiones.
A pesar de que Korobov parecía encaminado a una clara victoria, no estaba totalmente cómodo sobre el cuadrilátero, puesto que su progreso, debido a su menor altura, era esporádico y basado en manos aisladas. Para compensarlo, Korobov se lanzaría eventualmente a un atrevido y precipitado ataque consiguiendo, a costa de ir muy abierto, llevar a las cuerdas durante unos instantes a su oponente y conectar contra él algunos potentes ganchos zurdos que no tendrían mayores consecuencias. Aquí es donde la ventaja de altura de Ovando jugaría un papel trascendental, puesto que cargando el peso en su pierna atrasada evitaría manos que le podrían haber puesto en peligro real, algo que también lograba manteniéndose móvil. Pero, por otro lado, como el mexicano a penas mostraba recursos ofensivos, siendo esquivados muchos de sus jabs y cruzados por su hábil adversario, Ovando no podría igualar las tarjetas o al menos desgastar a su oponente.
Korobov, dominando la distancia larga y afianzando los réditos con sus entradas con los hooks, amagaría con centrar su trabajo en el torso, llegando a dejar ligeramente tocado a su rival después de varios rectos y algunos heterodoxos ganchos. Entonces Ovando respondería con una presión que sólo le supondría verse alcanzado al contragolpe con el jab, el cruzado y el uppercut de mano adelantada, quedando así la reacción neutralizada y la pelea de nuevo estancada. Finalmente, el combate se cerraría con Ovando errando un gran porcentaje de sus golpes y recibiendo el descuento de un punto por reiteración en los agarres, sanción que fue muy excesiva, sobre todo si se compara con el criterio de otros árbitros que permiten entradas en clinch constantes, algo que el mexicano ni de lejos realizó. En cualquier caso, esto sólo hacia que certificar, una vez terminados los 8 asaltos, el triunfo por decisión unánime de Matt Korobov 25(14KO)-1(1), que logró triples cartulinas de 80-71.
De esta manera, Korobov cumplía con su cometido, imponiéndose claramente en un necesario combate de rodaje, pero no lograba ofrecer su mejor versión, la del técnico y astuto boxeador que desborda y desdibuja totalmente a sus rivales. Más allá de la responsabilidad que pueda tener un año de inactividad, parece más importante para entender esta imagen sólo moderadamente buena de Korobov la gran ventaja en altura de Ovando 14(11KO)-9-1 que, siendo además experimentado y teniendo encaje, le dificultó lo suficiente el combate para hacerle trabajar hasta el final y no permitirle un exceso de confianza. En cualquier caso, parece más que probable que ante un rival con una estatura más cercana a la suya y con un boxeo más tenaz, un Korobov ya rodado pueda volver a rendir a su máximo nivel. Respecto a su futuro, el ruso piensa disputar ambiciosas peleas en los próximos meses para combatir en un duelo mundialista cuanto antes, así que la disponibilidad de otros púgiles, del mismo modo que la habilidad de su promotor para lograr acuerdos beneficiosos, serán los únicos condicionantes que aplazarán su retorno a las peleas contra la élite.
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