MGM Grand Detroit, Detroit, Estados Unidos.
En juego el título NABF femenino del peso medio.
El duelo entre Shields y Szabados pareció refrendar el inicio de una nueva era en el boxeo femenino, puesto que una vez más una boxeadora de gran carrera amateur y participante en los Juegos Olímpicos no tuvo rival en una fogueadísima púgil profesional. Y es que Shields no sólo pudo imponerse por su mayor potencia o técnica, sino que simplemente dominó de forma total con un boxeo ortodoxo y efectivo contrapuesto al heterodoxo y tosco boxeo de su oponente.
De hecho, aunque el duelo se prolongó cuatro asaltos, no hubo combate ni por un instante y ya en el round inicial podría haber sido detenido el encuentro por el árbitro, ya que Shields impactaría fuertes 1-2 que, al intentar ser replicados por Szabados, serían seguidos por brutales combinaciones de hooks al rostro. La húngara intentó valientemente acortar la distancia y trabajar con su rival de espaldas a las cuerdas, pero siguió recibiendo ganchos de una dureza extrema que, por su mala técnica, no amortiguaba o esquivaba.
Así, en el segundo asalto la cosa no hizo más que empeorar, con Szabados desarbolada por los fortísimos ganchos zurdos y directos de Shields, que siguieron llegando en el siguiente round, poniéndose de manifiesto que el tercer hombre debía detener el terrible espectáculo. De todos modos, como la visitante intentaba, como podía, lanzar sus brazos, el enfrentamiento no se detuvo y Shields mantuvo su terrible castigo hasta que en el cuarto episodio el árbitro saltó para poner fin al choque después de un potente gancho diestro.
De este modo tan contundente, Claressa Shields 2(1KO)-0, en su segunda pelea profesional (precedida por más de 70 victorias amateur), se deshacía de una boxeadora como Szabados 15(6KO)-9(2) con veinticuatro triunfos como profesional, demostrando que en muy poco tiempo estará lista para pelear en el mundial y que la calidad que adquieren las púgiles de la élite amateur hoy en día es muy superior a la conseguida por muchas de las campeonas profesionales del pasado y del presente. Así, Shields se une a Katie Taylor, Nicola Adams y a muchas otras púgiles de insigne carrera en el boxeo aficionado, que en sus escasas peleas como profesionales no sólo arrollan a sus rivales sino que lo hacen con un boxeo realmente bien ejecutado. Una de las principales críticas que se hacían al boxeo femenino por sus detractores era que éste era tosco, lento, sin técnica, embarrado, y sólo un puñado de boxeadoras como, por ejemplo Jackie Nava, podían hacer gala de un estilo combativo verdaderamente ortodoxo y plástico en su ejecución. Pero ahora, las participantes en los Juegos Olímpicos y en otros destacados eventos amateur que debutan en el boxeo de pago, poseen un magnífico estilo, siendo cada vez más común ver peleas sin atisbo de heterodoxia combativa. Por ello parece que el pugilismo femenino se encamina de forma firme a una edad de oro, todo ello a la vez que por primera ocasión con el Shields-Szabados se retransmitía una pelea femenina en el combate estelar de un evento de una gran cadena estadounidense.
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