Madison Square Garden, Nueva York, Estados Unidos.
En juego los cinturones WBA y WBC del peso medio, pero no el IBF, puesto que Daniel Jacobs no se presentó al segundo pesaje que organiza dicho organismo.
Se produjeron muchos rumores y declaraciones de todo tipo previas al encuentro respecto a las tácticas que seguirían ambos boxeadores pero, a la hora de la verdad, los dos seguirían el esquema más previsible. El estadounidense Jacobs, aprovechando su velocidad y su ventaja en altura y alcance, caminaría el ring cercano a las cuerdas, mientras que Golokvin se vería obligado a intentar acortar la distancia. Pero es aquí donde surgiría la sorpresa, dado que el kazajo, que había mostrado siempre su mejor boxeo en persecución y hostigando a sus oponentes, gracias a su sensacional corte de ring y su enorme acometividad, en esta ocasión se mostraría incapaz de alcanzar con sus golpes de poder de forma continuada a su oponente que, desplazándose con enorme fluidez y usando bien su excelente jab, lo podría mantener a distancia durante gran parte de la pelea.
En ningún momento “Miracle Man” Jacobs se dejó encerrar, realizando además esquivas que dejaban a su rival pegando al aire, todo ello a la vez que lanzaba un sequísimo jab y algún directo que alcanzaba con claridad al campeón. Durante breves instantes ambos cruzarían algunos golpes en corta, pero la rapidez de Jacobs se impondría. Estando así las cosas, el momento decisivo llegaría en el cuarto asalto, cuando Golovkin, tirando de su demoledora pegada, anotaría dos directos enlazados con un gancho zurdo que tiraron a la lona al local. Éste respondió a tiempo a la cuenta, pero en el siguiente asalto recibió claras derechas curvas abiertas que terminaron por darle la vuelta a las tarjetas.
Aun así, Jacobs no lo pondría nada fácil, dado que en ocasiones, como en el sexto asalto, lanzaría combinaciones de curvos que llegaron con mucha claridad y superaron al campeón incluso en la distancia corta. Sea como sea, los directos y hooks de Golokvin, pese a ser demasiado salteados, solían compensar las series del retador, llegando incluso a sacudirlo con un uppercut en el noveno episodio. Entrando la pelea en la recta final, Jacobs escogería mejor los golpes, impactaría sólidas combinaciones y terminaría por ajustar mucho las cartulinas, puesto que los jueces sólo le otorgaron el triunfo a Gennady Golovkin 37(33KO)-0 por 114-113 y doble 115-112. La puntuación de Bastión Boxeo es de 114-113 a favor de Golovkin.
Tras el veredicto de los jueces, muchos, sobre todo los detractores de Golovkin, afirmaron que se le había robado el triunfo a Jacobs 32(29KO)-2(1), algo que, si bien no es cierto, dado que el combate estuvo muy igualado, no deja de ser en parte razonable teniendo en cuenta que la impresión general dejada por el estadounidense fue superior a la de su contrincante. De todos modos, puntuándose asalto por asalto, Golovkin se hizo por estrechísimo margen con una victoria nada brillante y que en lugar de afianzarle como número 1 libra por libra no hace más que cuestionar su carrera. Y es que, en la pelea decisiva en la que debía demostrar que todas las críticas eran injustificadas, no estuvo a la altura y dejó un boxeo simple y previsible e incluso a veces malo. Se mostró incapaz de acortar prolongadamente la distancia con un boxeador más alto y más veloz; ni siquiera en los intercambios de golpes demostró más habilidad o contundencia; y además dio pasos atrás amedrentado en multitud de ocasiones ante los contragolpes de Jacobs.
Quizás, después de su flojo combate ante el wélter Kell Brook se podía pensar que todo había sido una táctica para demostrar debilidad y que los grandes nombres de la división se decidiesen a enfrentarse a él, pero ahora, después de a penas poder ganar a base de manos aisladas y poco nítidas a Jacobs, a quien en ocasiones le faltó frecuencia de golpeo, todo parece a puntar a que Golovkin ha pasado ya la cúspide de su rendimiento y en el futuro sólo va a decaer. Puede que en próximos combates, ante oponentes menos móviles o menos veloces, volvamos a ver al “GGG” que arrolla a sus adversarios, pero ahora que se ha mostrado cuál es su punto débil y que su boxeo ha perdido parte de su esencia, no parece nada descabellado que algún nombre insigne termine por quitarle su récord invicto. En cualquier caso, si su próximo rival es un Saunders con todavía mayores problemas (recordemos su pésima actuación ante Akavov), Golovkin no debería tener dificultades para unificar totalmente la división.
Una mención merece la gran actuación de Jacobs, que no sólo detuvo la cadena de knockouts de casi nueve años de Golovkin, sino que neutralizó en gran parte a un boxeador considerado casi imbatible y llegó a rozar la victoria, que quizás para muchos haya podido conseguir teniendo en cuenta que varios asaltos fueron igualados y la victoria final del kazajo fue por un margen mínimo.
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