Manchester Arena, Manchester, Reino Unido.
En juego el título WBC Internacional del peso medio.
Aunque se consideraba a Morrison un boxeador muy prometedor, no auguraba nada positivo para su carrera que se le hubiese enfrentando sólo a boxeadores excesivamente modestos durante catorce combates. Es más, resultaba sospechoso habiendo compatriotas suyos que con las mismas peleas están ranqueados en las listas mundiales por haber logrado alguna victoria notable. Sea como sea, éste partía como amplísimo favorito para imponerse a un Jason Welborn, competente pero de limitado boxeo, que había sufrido una derrota ante Liam Smith en siete asaltos y que incluso había caído a los puntos ante el modestísimo William Warburton, que en el momento de vencerle contaba con 18 victorias y 96 derrotas.
Aun así, el afán de victoria de Welborn fue tan grande y la falta de experiencia o recursos de Morrison tan manifiesta, que el primero pudo lograr el mayor triunfo de su carrera, totalmente contra pronóstico, alzándose a un próximo gran enfrentamiento.
En el asalto inicial el imbatido Morrison uso su jab y su 1-2 junto a alguna combinación de curvos para mantener bajo control a su agresivo oponente, aunque éste conseguiría llevarlo contra las cuerdas con sus series de ganchos. Alcanzado el segundo asalto, la presión de Welborn se intensificaría y encerraría a su rival, aunque Morrison contragolpearía con un buen gancho que le puso en apuros. Poco más tarde, aunque siguió atacando, Welborn fue derribado por una derecha a la contra.
Tras estos momentos críticos, en los que pareció posible el knockout favorable a Morrison, Welborn reanudaría en el tercer asalto su presión y se haría con el control de las acciones hasta el final del combate. Con ganchos al cuerpo, uppercuts de ambas manos o combinaciones de directos y curvos un tanto heterodoxas, Welborn hostigaría constantemente a un Morrison de espaldas al ensogado y que no sabía como contraatacar o reconducir el empuje de su oponente. Así, los asaltos caerían constantemente del lado de Welborn, que se imponía por la frecuencia y la claridad de sus puños y por su enorme superioridad en número de golpes de poder. A consecuencia de esto Morrison se vería estremecido repetidas veces e incluso cerca del knockout, portando la cara muy ensangrentada.
En algún momento Morrison intentó usar sus directos en un amago de reacción, pero estos golpes carecían de constancia o de potencia y no podían darle la vuelta a la situación, mostrándose además cada vez más desgastado, tanto que pareció necesario que el árbitro o su esquina interviniesen para proteger su salud. Pero estos no hicieron nada, así que, hasta que terminó el décimo asalto y el combate, Welborn siguió castigando a su oponente, sin que se pueda saber si estos golpes de más tendrán una influencia decisiva en el futuro del joven púgil.
Los jueces otorgaron cartulinas de 96-93 doble y 97-92 que le dieron la victoria unánime y merecida a Jason Welborn 21(7KO)-6(3), que dejaba una estupenda actuación basada en el trabajo y la tenacidad. La puntuación de Bastión Boxeo es de 96-93 a favor de Welborn. No cabe duda de que ante un rival que tenga mejores fundamentos y sepa contragolpear con mayor efectividad, imponer sus directos o intercambiar golpes, Welborn probablemente caiga derrotado con amplitud, pero esto por el momento no importa, ya que por ahora puede disfrutar de las consecuencias de derrotar a Morrison 14(10KO)-1, que era considerado por muchos uno de los principales prospectos británicos del peso medio. Además, ante Welborn se abren infinitas posibilidades en las que no será descartable su victoria, rumoreándose que podría pelear ante rivales del máximo nivel británico como Sam Sheedy, el monarca inglés Lee Markham o contra Craig Cunningham, al que se enfrentaría en una interesantísima revancha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario