En juego el título WBA Intercontinental del peso medio.
Si a alguien le sorprende el boxeo de Martin Murray es que nunca le ha visto combatir, puesto que siempre usa el mismo plan y con la misma escasa variedad. Aun así, su efectividad y solidez son muy altas, por lo que, jabeando firme, usando el 1-2, la derecha aislada y el gancho zurdo, se puso a un paso de la victoria terminado el cuarto asalto. Y es que, a la vez que el local anotaba con claridad sus puños, Rosado sostuvo una frecuencia de golpeo insuficiente, centrándose casi exclusivamente en unos tenues directos sin efectividad.
Viéndose encaminado a la derrota, Rosado trató de tomar la iniciativa y, aunque al principio esto no le sirvió, antes del ecuador de la contienda un aumento del ritmo por su parte obligó a su oponente a desplazarse por el ring. Así, el estadounidense se hizo con algún asalto a base de presión y trabajo, si bien Murray bloqueó un buen número de sus golpes. En cualquier caso, aunque la reacción de Rosado, de prolongarse, podría tener importantes resultados en el devenir del encuentro, Murray supo contragolpear y mostrarse más preciso y contundente en los cruces de golpes, especialmente con el gancho de mano adelantada enlazado con el directo.
En el noveno asalto Rosado volvió a disminuir su ritmo combativo cuando más lo necesitaba, reaccionando en el siguiente round pero volviendo a verse contragolpeado por su contrincante. Finalmente, en los dos últimos episodios, el visitante tiró todo lo que le quedaba para superar en ese tramo a un Murray algo cansado y que por momentos se desplazó rehusando el combate. Con todo, habiendo arrancado muy lento y no habiendo logrado superar permanentemente la gran defensa del británico, terminados los doce asaltos, la derrota de Gabriel Rosado 23(13KO)-11(4) parecía inevitable y así fue. Por decisión mayoritaria y cartulinas de 119-109, 116-112 y 114-114, de las cuales la primera y la última son realmente excesivas y la segunda resulta idónea, Martin Murray 35(16KO)-4(1)-1 lograba un triunfo decisivo, puesto que no sólo le devolverá al top 15 y le pondrá al alcance de un gran combate en la división del peso medio sino que le sirve para evitar el retiro, ya que de haber perdido señaló que habría colgado los guantes.
Al margen de las consecuencias, Rosado, que sumó su sexta derrota en sus nueve últimas subidas a un ring, protestó con mucha vehemencia el veredicto. Sin duda, el 119-109 en su contra es su insulto, pero la cartulina de 114-114 también resulta totalmente desacertada, dado que Murray mereció la victoria, por lo que no tiene sentido que Rosado proteste contra un resultado que no fue un robo y que, en cualquier caso, habría podido evitar si no se hubiese mostrado totalmente expectante al inicio de la contienda. Con todo, quizás no sea lo peor que el púgil diga que le han robado en una pelea contendida y que realmente perdió, sino que una vez más falseados datos del conteo computerizado de CompuBox traten de sustentar su rabieta, al igual que lo hacen sus seguidores, demostrando una vez más que la objetividad de los supuestos agentes imparciales y de los aficionados o expertos no es la necesaria para que se pueda extirpar de este deporte la etiqueta de corrupto. Porque, no nos engañemos, la corrupción existe en el boxeo, pero no es exclusiva de este deporte, pudiéndose encontrar casos numerosísimos e incluso más atroces en cualquier otro deporte profesional.
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