Metro Radio Arena, Newcastle, Reino Unido.
Eliminatoria WBO del peso superwélter.
Si se esperaba que la revancha entre Smith y Williams resolviese la controversia y se lograse un retador obligatorio indiscutible, no se lograron ninguno de los dos objetivos, puesto que de nuevo el resultado fue más que polémico. Y es que, aunque pareció que Williams mereció la victoria, los jueces otorgaron un veredicto más que cuestionable en su contra, dándole a éste en una de las cartulinas la absurda cantidad de sólo tres asaltos.
El comienzo de Williams fue muy sólido, usando con mucha firmeza el jab a la vez que Smith erraba muchos de sus golpes. Además, Williams pronto empezó a desplegar su boxeo, anotar directos y ganchos de mano adelantada y a contestar al uppercut de su rival con esta misma arma. El excampeón mundial Smith intentó intensificar su acciones ofensivas y superar la barrera de jabs arriba y abajo y de uno-dos que su oponente había situado frente a él, pero la inconsistencia siguió reinando en su boxeo. Todo ello se producía en una pelea con un ritmo no demasiado elevado y con predominio de las acciones en la distancia media, por lo que los claros golpes de poder de Williams dejaban poco margen a la duda.
A partir del ecuador del combate, Smith comenzó a ofrecer de forma más continuada efectivos ataques, aunque continuó viendo muchas de sus manos erradas y otras bloqueadas, siendo igualmente los puños de su adversario más fuertes y claros. Aun así, en momentos como en el séptimo asalto tomó decisiones acertadas tácticamente, manteniéndose más cerca de su rival y usando con audacia y velocidad el 1-2 para evitar que Williams siguiese imponiendo la longitud de sus brazos.
Si bien estos ajustes le otorgaron varios rounds a Smith, que ofreció un mejor trabajo en los dos últimos episodios, Williams también tuvo sus instantes de dominio, ofreciendo, por ejemplo, en el décimo asalto espléndidas acciones como curvos encadenados en forma de gancho zurdo repetido arriba y abajo o un uppercut diestro enlazado con un hook también de derecha. Dejando al margen la brillantez técnica mostrada, al controlar el primer tramo y hacerse con salteados episodios en el segundo, pareció que Liam Williams 16(11KO)-2(1)-1 capturaría esta vez el triunfo unánime, pero no fue así, todo lo contrario, ya que los jueces dieron la victoria mayoritaria a Liam Smith 26(14KO)-1(1)-1 con puntuaciones de 117-111, 116-112 y 114-114. Este no será el resultado más controvertido del año ni las cartulinas las más injustas, pero no parecieron para nada acertadas, siendo el 117-111 un ejemplo más de como los promotores consiguen que los jueces, que ellos mismos recomiendan, acomodan y pagan, den puntuaciones que sólo ellos han visto. Ciertamente, el resultado de empate sería de las tres puntuaciones la más conveniente, pero aun así, esta parece insuficiente, ya que Williams, una vez más, demostró que su destreza, su control de la distancia, su precisión y su contundencia son superiores a los de Smith, que quizás supo jugar algo mejor con los tiempos y ritmos.
Sea como sea, y aunque Williams (de sólo 25 años) deja claro que en el futuro puede tener mucho que decir en el panorama británico y en el top 15 mundial de la categoría, Smith se convertía en retador oficial WBO en el peso superwélter, cosa que significa que si Miguel Cotto vence a Sadam Ali en diciembre y cumple su palabra, retirándose del boxeo activo, Smith podría combatir a inicios de 2018 en el mundial vacante ante un coaspirante por designar, que debería ser en teoría el australiano Dennis Hogan, ganador de una pelea ante Yuki Nonaka vendida como eliminatoria. De todos modos, perfectamente el organismo podría optar por una decisión arbitraria y hacer que combatiese en el mundial vacante junto a Smith un Magomed Kurbanov que ha aparecido recientemente en el número 1 del ranking de forma difícilmente justificable.
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