viernes, 15 de diciembre de 2017

Tevin Farmer – Kenichi Ogawa (9/12/2017)

Mandalay Bay Hotel & Casino, Las Vegas, Estados Unidos. 
En juego el cinturón mundial IBF del peso superpluma vacante.

La gran mayoría de los analistas y aficionados estadounidenses se llevaron las manos a la cabeza al conocer el veredicto del combate entre Farmer y Ogawa, no pudiéndose creer que el japonés hubiese recibido el veredicto favorable. Junto a ellos, los comentaristas británicos de Sky entraron prácticamente en estado de shock al conocer el resultado, pensando estos, como los anteriores, que habían visto otro combate y que Farmer merecía ganar. No, no habían visto otro duelo y, no, el resultado no había sido el atroz robo contra el que clamaban, sino que ellos eran los que lo habían interpretado errónea y sesgadamente.

Tevin Farmer 25(5KO)-5(2)-1 es una figura peculiar. Aunque nadie le prestó adecuada atención al inicio de su carrera, en la que tuvo que desplazarse por la geografía estadounidense para medirse a oponentes invictos, sumando desfavorables resultados, después de su tropiezo ante José Pedraza, en su duodécima pelea, se había labrado una fama de valiente y competente boxeador además de las simpatías de muchísimos. Así, a continuación, y aunque siguió arrastrando inapropiadamente la etiqueta de “jornalero”, se le empezó a construir una carrera perfectamente conducida y se le protegió con enfrentamientos ante oponentes asequibles, por lo que, a base de paciencia y esfuerzo, se labró un camino hacia el top 15, donde alegó que los púgiles insignes le evitaban y donde logró buenas victorias ante Gamaliel Díaz e Ivan Redkach. 

De todos modos, obviando totalmente su etapa de asequibles victorias, la realidad se deformó, convirtiéndose su trayectoria en una conmovedora historia de superación al asegurarse que había sido toda la vida flagelado por su condición de jornalero y que sólo por su excelente técnica había llegado hasta la cumbre mundial, donde capturando el cetro vacante apuntaba a un interesante choque entre estadounidenses, preparado desde hacía meses, ante Gervonta Davis. Si a esto se le suma que recibió un disparo meses atrás de su choque mundialista y padeció una lesión en el hombro, la opinión pública estaba totalmente ganada para su causa.

Es por esto que una ingente masa de aficionados y expertos ni siquiera podía concebir antes del combate que pudiese perder ante Ogawa, un campeón nacional japonés con mucha pegada y buena experiencia, con ventaja en altura y elevadamente combativo y resistente. Es el claro posicionamiento del lado de uno de los boxeadores lo que explica porque los comentaristas de Sky, sin ser estadounidenses y sin jugarse nada en la pugna, interpretaron de forma totalmente irreal la pelea, en la que, según ellos, Farmer se impuso por 119-110, cartulina realmente ridícula y espantosa en la que se dejaron llevar por la historia aleccionadora de quien llegó a recibir la etiqueta de “jornalero de élite”, no siendo ni una ni la otra cosa.

Dejando de lado las reacciones desproporcionadas de los analistas norteamericanos, quienes no protestaron cuando los jueces y el árbitro robaron dos peleas a Sergey Kovalev o cuando lo hicieron contra muchos otros boxeadores no estadounidenses, lo cierto es que la derrota de Farmer fue causada enteramente por su error táctico y estratégico. Su actividad combativa fue realmente insuficiente y su rendimiento irregular, conectando alguna clara contra aquí o allá pero no manteniendo un sostenido desempeño, cosa que si que hacía un Ogawa que trabajaba firmemente con su gancho zurdo y su directo. De esta manera, mientras los comentaristas británicos otorgaban asaltos a Farmer en los que conectó sólo un par de buenas manos y realizaba alguna plástica esquiva, los observadores imparciales podían ver que el visitante se mantenía sólido en su empeño, superando a su rival claramente en frecuencia y acierto la mayoría del tiempo desde el cuarto asalto en adelante. 

Dado que los rounds no se otorgan a quien logra hacer una única mejor esquiva o a quien conecta la mano más brillante en un asalto, Ogawa capturó la mayoría o casi la totalidad de los episodios en la segunda mitad porque lograba mantener una línea de rendimiento elevada y estable a diferencia de un Farmer que se perdía en su exceso de confianza y en su falta de trabajo, que no aprovechaba sus cualidades y que no tenía suficiente con sus inesperadas pero escasísimas contras para asegurarse los asaltos.

Lo raro es que, en lugar de beneficiar al boxeador local como es habitual, al terminar el choque dos de los jueces se mostraron extrañamente imparciales y otorgaron cartulinas favorables a Ogawa por 116-112 y 115-113, que parecen perfectamente justificables. El tercer juez dio un 112-116 a favor del estadounidense, que igualmente ni se asemeja al 119-110 dado por Sky, si bien éste también se dejó influenciar por los destellos de un Farmer que tiene que aprender que limitándose a moverse y fintar lanzando una mano cada medio minuto no se pueden ganar asaltos. Por su parte, Ogawa 23(17KO)-1(1) es un boxeador que está muy por debajo en cuanto a habilidad respecto a la cumbre de la división del peso superpluma, pero que por tenacidad, voluntad y contundencia puede ser una prueba difícil para cualquier rival, de modo que quizás tenga un reinado relativamente corto pero dejará alguna gran pelea por el camino.

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