En juego el título vacante WBC Internacional del peso supermedio.
La pelea entre Fielding y Vera fue una de las más lamentables que se han producido en suelo británico en los últimos años, debido a un final bochornoso en el que el árbitro estuvo inoperante y el prospecto Fielding demostró una falta total de deportividad. Antes de abordar el vergonzoso desenlace en el segundo asalto, es justo señalar que el local Fielding había anotado a su cuenta el primer asalto con claridad, marcando el jab, la izquierda en gancho y el directo, consiguiendo un knockdown a su favor a consecuencia de un uppercut de izquierda que tumbó sobre la lona a Vera. Dicho esto y pareciendo que Fielding estaba boxeando de forma efectiva y podía terminar por imponerse (aunque es mucho suponer con tan solo un asalto transcurrido) lo sucedido en el segundo asalto fue incalificable.
Tras unas breves acciones sin demasiado relieve, Fielding con su brazo izquierdo empujaba a Vera llevándole a poner la rodilla en la lona y a apoyar las manos en el suelo. En ese momento, y sin que el estadounidense se hubiese levantado, Fielding le propinaba un potentísimo hook diestro al rostro. El árbitro Ian Jon-Lewis no intervino en absoluto para recriminar el empujón del local o el golpe, ni tan siquiera limpió los guantes de Vera, sino que dudando como siempre y sin saber cómo intervenir, o no queriendo, dejó que éste se levantase. La situación todavía iría a peor, porque cuando Vera se alzó y con las manos bajas se dirigió a reprochar su actitud al británico, Fielding le lanzó un hook al rostro que le tiró nuevamente a la lona. Entonces el árbitro sí intervino para realizar cuenta, a la que Vera respondió con algunas dificultades, reanudándose la pelea durante tan solo unos segundos más, puesto que Fielding alcanzaría la detención y la victoria por KO Técnico tras impactar algunos nuevos ganchos. Nada de remordimientos mostraría Fielding, que pese a su despreciable comportamiento celebraría su victoria exultantemente y se vanagloriaría de su tramposo triunfo en sus declaraciones posteriores a la pelea al igual que su promotor. Tampoco faltó la justificación del arbitro y, lo que es más triste, la de los aficionados británicos.
Empujón, golpe en el suelo y mientras protestaba |
Finalmente cabe destacar la actitud de uno de los peores árbitros del boxeo de élite en todo el mundo, un Ian John-Lewis acechado por innumerables casos de errores graves que han condicionado determinantemente varias peleas recientes. Su inoperancia es manifiesta y ha sido por muchos criticada, pudiéndosele ver en casi cada pelea reaccionando tarde a la vez que duda y agita los brazos en todas las direcciones, para finalmente decidir de forma equivocada. Uno de los peores aspectos de este mal combate será que Ian Jon-Lewis no recibirá ningún tipo de sanción y seguirá perpetrando errores cruciales hasta que perjudique a un boxeador local de forma flagrante. Como conclusión de todo esto, sólo queda a los aficionados que quieren que el boxeo siga siendo limpio esperar que algún día se obligue a que los jueces y árbitros sean de una tercera nacionalidad en caso de que los contendientes sean de distinto país, al igual que sucede en otros deportes. Respecto a Fielding, que no se arrepiente de su actuación, terminará por ser puesto por el boxeo, como casi siempre, en el lugar que le corresponde, que precisamente no será el salón de la fama.
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