lunes, 10 de agosto de 2015

Pungluang Sor Singyu - Ryo Akaho (7/8/2015)

Central Stadium, Ratchaburi, Tailandia.
En juego el título mundial vacante WBO del peso gallo.

Con una gran velocidad aplicada a sus acciones ofensivas, el tailandés Singyu abriría las hostilidades con un insistente uso del jab, ataques contestados por el coaspirante Akaho con un gran hook de mano diestra que encontraba el hueco en la defensa de su rival con notable facilidad. Aunque Singyu empezaba a conectar también su peligrosa derecha directa, sería un error de Akaho al tratar de impactar su directo el que precipitaría sus primeros problemas, ya que se vería contragolpeado por un certero gancho diestro que le desestabilizó ligeramente. Con pocas más acciones destacables terminaría el round inicial, asalto marcado por las numerosas irregularidades de un Singyu que golpeaba en la nuca, que estiraba de su rival hacia abajo y que lo arrojaba a la lona con forcejeos.

En cualquier caso, el tailandés intuía que su adversario podía estar afectado por el contraataque arriba mencionado, por lo que abordaría con gran agresividad un segundo episodio que sería el de la conclusión. Lanzándose al ataque con una rápida y larga combinación de rectos y ganchos obligaría a Akaho a entrar en clinch para no verse desarbolado. Pocos instantes después, situados cabeza con cabeza y en semiclinch (con el local de espaldas a las cuerdas), Singyu estiraría de su rival arrojándolo contra el ensogado, aprovechando para darle un hook zurdo en la parte trasera de la cabeza, puño seguido por un gancho diestro y un 1-2 que lanzarían sobre la lona a Akaho. 
El púgil japonés no respondería a la cuenta del árbitro y Pungluang Sor Singyu 51(35KO)-3(1) se hacía con una victoria por KO en el segundo episodio que le permitía coronarse campeón mundial WBO del peso gallo. Excesivo logro parece el cetro de la Organización para un combate con tantas irregularidades en algo más de cuatro minutos y que de igual forma se cerró con una acción que, si bien no fue sancionada por el árbitro, parece antideportiva. 

Aunque los boxeadores y entrenadores tailandeses insisten una y otra vez en negar que en dicho país se suelan utilizar argucias y acciones antirreglamentarias de forma constante en las que se apoyan para conseguir la victoria, las acusaciones contra ellos son tan numerosas y recurrentes que difícilmente pueden ser obviadas. Un buen ejemplo de ello es el último combate del campeón Amnat Ruenroeng ,que fue esperpéntico y sumamente tramposo. Pese a que el caso de Singyu no fue tan flagrante, recurrió a varias ilegalidades que perfectamente podría haber evitado, ya que tanto él como Ruenroeng, al igual que muchos otros púgiles tailandeses, cuentan con una excelente velocidad y habilidad que son por si mismas suficientes para encumbrarlos. Dejando de lado a los boxeadores, muy mala actuación ofrecen los árbitros que se desplazan a Tailandia, como el tercer hombre de esta contienda Robert Byrd que ni una sola advertencia realizó a Singyu, mientras que amenazó con amonestar a Akaho.


En cualquier caso Singyu es ahora campeón y le espera un periodo de defensa voluntaria. Posteriormente, dentro de casi un año, tendría que medirse al rival mandatorio, que podría salir de una eliminatoria entre el filipino Tapales y el namibio Ambunda, boxeador este último que arrebató su cinturón a Singyu cuando realizaba la primera puesta en juego del mismo título, que el tailandés había adquirido en 2012.

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