Echo Arena, Liverpool, Reino Unido.
En juego el título británico y de la Commonwealth del peso supermedio.
Espoleado por haber derrotado en su última pelea a un top 3 mundial, al australiano invicto Zac Dunn, David Brophy se mostró plenamente dispuesto a dar una nueva sorpresa, de manera que actuó con bastante agresividad. Con todo, Fielding, que ha ido puliendo su respuesta en este tipo de situaciones y que contaba con una apreciable ventaja en altura, respondería muy bien con el jab, el uno-dos y con ciertos ganchos en acciones de contragolpe y en ataques disuasorios. Igualmente, el valiente Brophy presionaría hasta llevar de espaldas a las cuerdas a su rival y alcanzarlo con dos duras derechas.
A pesar de ello, Fielding supo replicar, conectando contundentes uppercuts que frenaron a su adversario y lo dejaron algo tocado. Igualmente, Brophy recuperó pronto la iniciativa y siguió presionando hasta que un gancho zurdo a la contra a la sien le desequilibró y le llevó a una situación crítica súbitamente, cayendo a la lona tras encajar una serie de curvos. Brophy se alzó, pero sería durísimamente hostigado con uppercuts, ganchos diestros y otros puños hasta que un derechazo, precedido por un hook de mano adelantada, quebró su resistencia y obligó al árbitro a detener las acciones y a dar la victoria a Rocky Fielding 25(14KO)-1(1).
El caso de Fielding es el mejor ejemplo de que, se tengan las cualidades que se tengan, si se cuenta con dinero se puede llegar muy lejos. Su carrera fue hecha totalmente a medida por parte de Matchroom Boxing, teniendo que superar muy pocos obstáculos serios hasta que se midió a un Brian Vera venido muy a menos y al que superó con ayuda arbitral. Obviamente, sin haberse visto a prueba antes, cuando tuvo que medirse a Callum Smith, un boxeador de la máxima proyección a nivel mundial, sufrió una derrota en un round que puso de manifiesto los defectos de su trayectoria. De todos modos, la promotora Matchroom no estaba dispuesta a tirar su inversión, de modo que lo hizo reflotar a la vez que le intentaba hacer evolucionar con duelos ante rivales duros como Christopher Rebrasse y John Ryder, ante los cuales supo mantenerse en la pugna pero sólo logró controvertidas victorias por decisión dividida peleando como local. Finalmente, aprovechando que Brophy, sin victorias insignes, había logrado una victoria contra todo pronóstico ante un Zac Dunn sobreprotegido y sobrevalorado en las clasificaciones, se encontró al rival idóneo para alzarse hasta el top 5 mundial y ponerse a un paso del mundial que posee Gilberto Ramírez, que, por ser el boxeador con menos pegada y más previsible de la actualidad en la división, es quizás la mejor opción para acceder al mundial para un boxeador del estilo del británico.
Dicho esto, Fielding es un púgil con ciertas cualidades, principalmente su capacidad para quebrar los combates inesperadamente y en los primeros asaltos aprovechando un leve error, habiendo conseguido triunfos en 11 de sus peleas antes de que terminase el tercer round. Además, contra rivales que no presionan demasiado o que tienen desventaja en altura, sabe manejar bien sus ventajas físicas para puntuar. En cualquier caso, ante la pregunta de si tiene o no los suficientes recursos para ser monarca mundial, la respuesta resulta negativa, siendo sumamente improbable que pudiese lograr una reinado prolongado. Pese a ello, su capacidad para sorprender y explotar al máximo las fallos de sus oponentes, combinada con una pegada tan potente como irregular, le hacen un púgil con el que tener cuidado y tomar precauciones, ya que si bien una victoria sobre él no supondría un gran mérito para la carrera de un boxeador de la élite, un error se puede pagar carísimo.
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