Salle des Etoiles, Monte Carlo, Mónaco.
Campeonato mundial regular WBA del peso gallo.
El McDonnell-Solís fue simplemente un robo atroz del que no se puede tener duda alguna si se es imparcial, dado que la victoria del británico sólo fue vista por sus seguidores más acérrimos y por los tres ineptos o corruptos jueces, mientras que todos los demás, incluso a los que no gusta el boxeo del venezolano, admitieron el obvio triunfo de Solís. Aun así, McDonnell volvió a fanfarronear de su injusto triunfo, faltando por saber si, como hizo tras sus inmerecidas victorias ante Kameda, insultará a todos los que piensen que perdió el combate.
La agresividad de Solís en el enfrentamiento fue abrumadora, arrancando el encuentro encerrando contras las cuerdas a su oponente y descargando contra él clarísimos directos y ganchos. McDonnell pasaba la mayor parte del tiempo de espaldas al ensogado y sin ofrecer respuesta de ningún tipo, logrando a duras penas dar pasos laterales y lanzar algunos inútiles jabs. Pero el ritmo del encuentro le estaba superando de forma evidente, encajando hooks zurdos potentes, ganchos diestros y derechazos en buen número. No sería hasta el tercer round cuando el británico lograría ofrecer algo de resistencia desesperada, que dificultó el trabajo de Solís, aunque igualmente en dicho round conectaría directos y curvos arriba y abajo.
Ese sería un aviso de lo que llegaría en el cuarto episodio, en el cual el campeón ofrecería su mejor asalto, manteniendo la distancia y usando sus directos. De todas maneras, aunque a partir de entonces McDonnell ofrecería mejores contragolpes, Solís seguiría imponiéndose, insistiendo con los hooks al cuerpo y con clarísimas derechas rectas. Así, con mayor o menor contundencia, Solís iría anotándose asalto tras asalto, destacando una derecha en el octavo round que movió al británico McDonnell. Después de este mal momento, el titular tendría una última reacción en el noveno episodio, en el cual desequilibraría al excampeón supermosca con un hook zurdo. Desde entonces el encuentro se emparejó un tanto, pero la frecuencia, pegada y claridad de golpeo de Solís se impondría hasta el final, cerrando el encuentro en el doceavo episodio con una elevada presión, demostrando un perfecto estado de forma y sacudiendo con combos terribles al titular.
Con esto se debería haber certificado el éxito de Liborio Solís 25(11KO)-5-1, que según la puntuación de Bastión Boxeo se había impuesto por 118-110. Es cierto que el triunfo de Solís pudo estar algo más ajustado y más cercano al 116-112, pero su victoria fue indudable, siendo imposible entender el triunfo de Jamie McDonnell 29(13KO)-2-1 con cartulinas de 115-113, 116-112 y un repugnante 117-111, firmado nuevamente por Robert Hoyle, que debería tener prohibido puntuar combates y que debería ser investigado judicialmente. Hoyle puntó con un 119-109 el combate Barthelemy-Shafikov, duelo que quizás ganó el ruso por estrechísimo margen; con 97-92 a favor de Wade un combate que debió ganar ampliamente Sam Soliman; dio un 119-109 a favor de Selby en sus ajustadísima y trabajadísima victoria ante Fernando Montiel. Estos sólo son los casos más extremos, pero se pueden encontrar más en su carrera, de modo que se puede lanzar una acusación contra él sin miedo a equivocarse, puesto que sus puntuaciones son tan equivocadas que sólo se pueden entender por un problema de visión grave, una ignorancia total a la hora de puntuar o por corrupción, siendo pagando por promotoras o estando implicado en una trama de apuestas ilegales.
Dejando de lado el hecho de que Hoyle y algunos otros jueces deben estar fuera del boxeo si no se quiere menoscabar la imagen de este magnífico deporte, nuevamente McDonnell no supo estar a la altura y perdió su combate, mientras que Solís desplegó una excelente actuación para imponerse. Ante Yamanaka, mucho más veloz, el venezolano no pudo certificar su éxito a pesar de su gran actuación, pero ante un McDonnell sin ritmo, sin recursos e incapaz de imponerse en la distancia corta fue abrumador vencedor. Así, y aunque seguramente McDonnell está convencido de su triunfo, ahora mismo su futuro sólo parece pasar por dos opciones: o enfrentar de forma mandatoria a inicios de 2017 al supercampeón Warren y perder a los puntos o ascender al peso supergallo para intentar no estar tan debilitado físicamente, aunque en la categoría superior su ventaja en altura se compensará y será blanco fácil de los boxeadores de la élite.
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