Thomas & Mack Center, Las Vegas, Estados Unidos.
Campeonato mundial WBO del peso pluma. Primera puesta en juego voluntaria del campeón Valdez.
Después de acabar con Gradovich y Rueda en unos pocos asaltos, fue un lógico error de los críticos y los aficionados pensar que Valdez nuevamente conseguiría una victoria igual de rápida o más ante un Osawa de menos prestigio y peor record. Aun así, el campeón WBO terminaría por lograr el triunfo por knockout, sin mostrar brecha alguna y ante un rival más complicado de lo que aparentemente se podía esperar. Y es que el japonés, más alto, con mayor envergadura y con buen encaje, resistiría bien los peligrosísimos ataques de Valdez, que igualmente ofreció un gran boxeo.
En un inicio, Valdez pareció no sentirse demasiado cómodo, dificultado en sus entradas por los largos brazos de su adversario, más aún con Osawa buscando sorprender con su uppercut zurdo y su jab, golpes compensados por los rápidos ganchos enlazados del mexicano. De todos modos, pronto el invicto campeón encontraría la forma de acortar la distancia, combinar sus hooks y conducir contra las cuerdas al retador. Además, como Valdez en ningún momento se expuso a los ataques de su adversario, eludiéndolos con grandes esquivas, nunca pareció en peligro serio su dominio de las acciones.
Alcanzado el tercer episodio, los golpes de poder de Valdez llegaban ya de forma constante junto a series de ganchos con variación de altura, surgiendo inevitablemente la pregunta de cuánto sería capaz de aguantar Osawa antes de ceder. Pero ante esta incógnita el aspirante respondería bien, resistiendo los puños aislados o en combinación sin inmutarse. Con todo, en el cuarto round un gancho zurdo alcanzaría el mentón de Osawa y lo derribaría, aunque en la reanudación, y a pesar de que Valdez buscó el desenlace con gran agresividad, aguantaría los hooks y directos que le pusieron a un paso del KO Técnico. Es más, el excampeón continental asiático presionaría en el quinto asalto, aunque igualmente desde entonces era cuestión de tiempo hasta que la pegada del monarca lo desbordase.
Finalmente, la conclusión llegaría en el séptimo episodio, momento en el cual de nuevo un gancho de mano adelantada estremeció a Osawa 30(19KO)-4(2)-4 y le llevó hasta las cuerdas, donde recibió una serie de rectos y curvos hasta que el árbitro se vio obligado a detener el combate. Con ello, Óscar Valdez 21(19KO)-0 realizaba la primera defensa de su reinado y cumplía con un reto mayor de lo que se podía prever antes del combate. Y es que comparativamente con sus últimos cuatro enfrentamientos, en este tuvo que emplearse mucho más a fondo, porque el competente Osawa, que ofreció una meritoria actuación, no se dio por vencido ni siquiera cuando era obvia su derrota. Ante la tenacidad del retador, Valdez no se precipitó y, mostrando igualmente una defensa magnífica y una capacidad ofensiva desbordante, logró un triunfo tan brillante como los anteriores, aunque quizás algo menos espectacular. Por ello, el joven campeón se asienta firmemente como titular y se encamina a nuevos retos, que deberían comenzar a situarlo pronto en la pugna por la hegemonía en la división con enfrentamientos ante rivales de la élite. Mirando la fecha de su coronación, julio de 2017, quizás a Valdez todavía le quede tiempo para realizar una defensa asequible más antes de tener que afrontar en la segunda mitad del próximo año una verdadera prueba de fuego ante el colombiano Miguel Marriaga, retador mandatorio y púgil de gran pegada que llegó a desestabilizar en varios momentos en su única derrota al excelente Nicholas Walters, que entró en la pelea con una apreciable ventaja en peso. Será ante el colombiano cuando Valdez podrá empezar a demostrar de forma definitiva si merece ser tratado ya como una estrella de la división en mayúsculas o si se frenará su progresión tras un inicio de reinado impecable.
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