Salón Tattersall, San Isidro, Argentina
Campeonato mundial IBF del peso gallo. Defensa obligatoria y primera puesta en juego de la titular Duer.
Con el tañido inicial, la retadora avanzó firmemente asentada sobre su 1-2, golpe con el que alcanzó a su rival antes de llegar seguidamente con un buen derechazo que sorprendió a la monarca. Ésta ofrecía respuesta, pero a casi cada contragolpe Román replicaba con otro puño de equivalente o superior potencia. Lejos de ser algo eventual, en el segundo episodio la acometividad y el elevado ritmo de la aspirante siguieron marcando la diferencia, llegando con nuevos directos que tocaron con claridad a una Duer que parecía muy desordenada ofensivamente.
Dado que la situación no estaba siendo la esperada y las tarjetas se le estaban escapando, Duer se mostró más agresiva en adelante, arremetiendo con series de directos, pero una Román perfectamente asentada en su boxeo encontraría siempre el hueco para su excelente derecha recta. Aun así, en el cuarto episodio Román dejó espacios y boxeó con más calma, lo que igualó las acciones respecto a una Duer que logró encontrar el camino a su gancho zurdo. En cualquier caso, tras esta anomalía táctica, Román volvió a salir en el quinto a por todas, impactando nuevos rectos diestros que con toda nitidez llegaron contra la campeona, que seguía sin poder quitarse esta mano de su oponente. Lo que sí lograría Duer en el sexto fue amagar con una reacción aumentando nuevamente su frecuencia y lanzando tenaces combinaciones.
Con Duer en proceso de reacción y Román recobrando su ímpetu, el séptimo fue un round intenso, con emocionantes cruces de golpes en los que la primera supo aprovechar finalmente su destreza en el boxeo en corta. De todos modos, padeció un corte en su ojo izquierdo, según el árbitro por choque de cabezas, que se cobró su precio.
A pesar de la brecha, Duer sabía que debía seguir trabajando insistentemente si quería remontar, por lo que continuó apoyándose en sus arrojadas embestidas, pero ahora con un exceso de precipitación que favoreció a su adversaria, que la alcanzó al contraataque. Con el paso de los minutos el corte de la titular empeoró de forma apreciable, de modo que, pudiendo gestionar su ventaja con calma, Román tenía todo de su lado para lograr la victoria en el encuentro, que terminó con intensos intercambios en los que Duer sacó todo lo que le quedaba.
Aun así, María Román 10(0KO)-4-1, según la puntuación de Bastión Boxeo, capturó el triunfo por 96-94. Respecto a los jueces, dos de ellos vieron también la victoria de Román por 96-94 y 95-94, pero el tercero dio un 94-96 favorable a Duer 19(6KO)-4-1, que igualmente no pudo retener su título, pasando con esta decisión dividida el cinturón a manos de la retadora Román. Más allá de la polémica y del posible debate en las cartulinas, se dice siempre que el aspirante debe hacer más que el monarca para demostrar que merece el título y Román cumplió con ello a la perfección. Valiente, constante, precisa y contundente, la ahora nueva campeona hizo todo lo que estaba en su mano para no dejar dudas, martilleando constantemente a su insigne adversaria a pesar de que hasta entonces nunca se había medido a una boxeadora ni siquiera de nivel medio-alto. Además, si sumamos una caída de Duer en los minutos iniciales que pudo ser contabilizada como knockdown y que probablemente el corte fue provocado por puño y no por choque de cabezas, la victoria de Román puede ser incluso más amplia y convincente. Así, ahora mismo, y sin que se la tuviese en cuenta para ello, Román surge como una excelente titular IBF del peso gallo, pareciendo perfectamente preparada no sólo para imponerse en una posible revancha a Duer sino de poder lograr sonados triunfos gracias a su solidísimo boxeo.
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