Microsoft Theater, Los Angeles, Estados Unidos.
Campeonato mundial WBO del peso superpluma. Tercera defensa del titular Lomachenko.
Era evidente que muchos de los aficionados y de los analistas subestimaban a Marriaga, que plantó más resistencia y ofreció mayor respuesta que Martínez, Walters o Sosa, pero aun así, el encuentro estuvo decantando de un sólo lado, el lado del número 1 de todos los pesos Vasyl Lomachenko, que con su magnífico boxeo derribó, dominó y obligó a abandonar a un púgil de enorme dificultad.
Intentando ser un blanco más complicado para su rival, Marriaga no se lanzó al ataque sino que cedió el centro del ring a Lomachenko, que fue el encargado de presionar y acortar los espacios. Igualmente, desde esa posición táctica el control del ucraniano era tan total como contragolpeando sin llevar la iniciativa. Las esquivas de Lomachenko eran constantes y sumamente efectivas y le permitían evitar todos los golpes más potentes de su oponente. Marriaga mostró su peligro con el gancho diestro, pero con Lomachenko bloqueando la trayectoria, sus resultados fueron escasos. En cambio, el campeón, que cuenta con una precisión inigualable, podía llegar con sus cruzados por fuera de la guardia del retador, con ganchos al hígado o con directos al contragolpe.
De todos modos, el colombiano ofrecía toda la oposición que podía, caminando el ring, cerrando su guardia, moviendo la cintura y lanzando ganchos abiertos de notable contundencia, uno de los cuales alcanzó en el segundo asalto a un Lomachenko algo confiando de más. A pesar de ello, en el tercer round Marriaga visitaría la lona cuando “Hi-Tech” le llegó con un directo zurdo mientras intentaba retroceder. Entonces, Lomachenko perfectamente podría haber acelerado sus pasos para buscar la detención, pero en lugar de eso quiso dar espectáculo, por lo que se dirigió a una esquina neutral y pidió a Marriaga que se acercase a intercambiar golpes con él, gesto que no tuvo buenos resultados para el ucraniano, que recibió puños en entradas y salidas, pero que da una muestra de la voluntad de entretener que siempre está presente en sus combates.
Sea como sea, esto en nada cambió el devenir del encuentro, dado que en adelante Lomachenko siguió avanzando lanzando combinaciones con enorme destreza, llegando con gran dureza con uppercuts y cruzados tras lo que se permitía el lujo de bajar las manos, provocando a su rival. Cabe mencionar que en el cuarto round el titular recibió un cabezazo de Marriaga que le provocó un corte en el entorno de su ojo izquierdo, pero esto no hizo otra cosa que enardecerle más a acelerar sus pasos y a mostrarse más agresivo.
Con tenues series de directos, Lomachenko mantuvo siempre ocupado y bajo amenaza a Marriaga que, a pesar de su tenacidad, se veía cada vez más desbordado por un rival que no dejó de fanfarronear. Finalmente, el choque llegó a su punto de inflexión en el sexto episodio, en el cual el aspirante recibió encerrado varios ganchos al torso seguidos por uppercuts y directos que parecieron ponerle en el camino hacia la ruptura definitiva. Así fue, ya que en el séptimo round, después de ser hostigado por más hooks abajo, uppercuts y rectos, sería derribado nuevamente por un cruzado zurdo. Aunque tras el knockdown se llegó al final del asalto, en el descanso el equipo de Marriaga decidió que no siguiese combatiendo, por lo que, con este abandono, Vasyl Lomachenko 9(7KO)-1 vencía y retenía su cinturón.
Una subida más al ring y una vez más el ucraniano ofreció una fantástica actuación en la que demostró que quienes no le sitúan en su top 3 de todos los pesos no son objetivos, puesto que muy pocas veces se ha visto en el boxeo a un púgil de la calidad técnica y táctica de Lomachenko. Es cierto, aun así, que esta no fue su mejor actuación, puesto que, intentando compensar con espectáculo las críticas a la elección de rival de su promotora, Lomachenko se expuso demasiado a los golpes de poder de un peligroso noqueador como Marriaga 25(21KO)-3(1). Sin embargo, su control fue absoluto asalto tras asalto, frustrando y dominando a un boxeador que estuvo cerca de dar la sorpresa ante Óscar Valdez, púgil de inabarcable proyección, por lo que, aunque no será valorada como merece, esta debe ser contada como una victoria más meritoria del ucraniano que la lograda ante “Rocky” Martínez, por ejemplo.
En cualquier caso, los problemas de futuro seguirán siendo los mismos de siempre para Lomachenko, dado que no hay prácticamente ni un sólo peso superpluma, ya sea campeón o top 15, que se atreva a enfrentarse a él. Se pueden poner excusas de todo tipo, decir que es el dinero o el peso, pero lo cierto es que a ningún boxeador le gustaría subirse al ring para quedar totalmente expuesto y dominado ante un púgil tan difícil de alcanzar como de detener ofensivamente. Por ello, aunque su equipo intentará seguir pujando para convencer a la cumbre de la división, no es lo más probable que logre llegar a un acuerdo con ninguno de ellos, de modo que quizás en la próxima temporada le veamos combatiendo en el peso ligero para buscar nuevas oportunidades, que seguramente le seguirán siendo esquivas.
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