Nassau Coliseum, Uniondale, Estados Unidos. Peso Pesado.
El trascendental choque de peso pesado entre polacos que enfrentó a Szpilka y a Kownacki estaba evidentemente organizado como una forma de alzar al ganador hasta la parte alta de las listas y a los grandes combates, aunque de forma particular pretendía ser o un revulsivo para la carrera del exretador mundial o un punto de inflexión hacia la cumbre para el invicto prospecto. Con todo, aunque Szpilka parecía claro favorito ante un boxeador que nunca se había medido ni siquiera a un rival de nivel medio-alto, el prometedor Kownacki, en la situación de nadar o hundirse, logró la mayor victoria de su carrera.
De todos modos, no se debe imaginar a un boxeador que con velocidad, inteligencia y potencia desarboló a un rival en teoría superior, al contrario. Kownacki parecía lento y poco contundente, además de tosco, caminando parsimonioso en persecución de su rival, lanzándose detrás de sus directos y tratando de conectar hooks bastante mal ejecutados. Aun así, y a pesar de que se exponía a los contragolpes de un Szpilka más hábil y que le alcanzaba con el jab, el cruzado zurdo y algún gancho al cuerpo, Kownacki presionó sin preocuparse por los puños de su contrincante, insistiendo una y otra vez con su 1-2, con el directo al cuerpo y con sus ganchos.
Si Szpilka hubiese tenido la fuerza de golpeo del pasado o la sangre fría para aguardar el momento adecuado para un crucial contraataque, fácilmente podría haber hecho pagar a su oponente su desmedida osadía, pero pareciendo evidente que su última derrota le ha restado confianza y efectividad, no pudo detener a Kownacki, cuyo trabajo al cuerpo terminó por traducirse en una disminución de la movilidad de su contrincante y en la oportunidad de conectar claras derechas al rostro, cosa facilitada por la tendencia a portar las manos bajas de quien tenía en frente.
Así, tras algunos directos repetidos en el tercer asalto, en el cuarto round Adam Kownacki 16(13KO)-0 impactó una combinación de directos seguida por un gancho al hígado que conllevó que, nuevamente, Szpilka bajase los brazos y fuese derribado con otra serie de rectos. Aunque respondió a la cuenta y se alzó, en la reanudación los enésimos directos de Kownacki llevaron al árbitro a intervenir y decretar el KO Técnico. Sin pretender restar mérito a la victoria de Kownacki, resulta innegable que Szpilka, tras un durísimo KO en una pelea que controlaba y 18 meses de inactividad, no es el mismo del pasado ni desde el punto de vista moral, ni físico ni mental, siendo una sombra de aquel audaz púgil que hostigaba con sus directos y sorprendía al contragolpe. Por ello, la victoria de Kownacki debe ser recibida con más cautela de lo que se está haciendo. Es cierto que Kownacki ha mejorado mucho su condición física, habiendo perdido 10 kg en apróximadamente un año, y que su precisión y tenacidad son realmente elevadas, algo que se tradujo en una victoria sobre uno de los extop 15 más competentes de la actualidad. Aun así, verlo ya como un principal candidato a la disputa del mundial no es realista por su falta de experiencia y porque su estado de forma sigue sin ser idóneo, arrastrando con ello su velocidad de golpeo y desplazamiento.
Sea como sea, aunque entró al ring muy lejos de ser favorito y en ningún momento pareció ofrecer nada especial, en cuatro rounds consiguió una importantísima victoria ante un rival venido a menos pero sumamente competente, por lo que merece y debe ser seguido muy de cerca como uno de los prospectos con más potencial de la división del peso pesado, en la cual, no nos engañemos tampoco, el nivel medio sigue siendo bajísimo.
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