domingo, 29 de noviembre de 2015

Wladimir Klitschko - Tyson Fury (28/11/2015)

ESPIRIT Arena, Düsseldorf, Alemania.
En juego los cinturones mundiales WBA, WBC e IBF del peso pesado.

Ante si, Klitschko tenía uno de los mayores retos de su largo reinado, siendo esta amenaza un Fury que le superaba considerablemente en alcance y altura y que podía desarrollar un boxeo en clinch y con el jab similar al del ucraniano, pudiendo por ello contrarrestarlo. Con esta dificultad evidente, pero partiendo como favorito, restaba por ver si Klitschko utilizaría algo de técnica y buscaría los ángulos para tratar de conectar la derecha y los curvos, algo que podía darle el triunfo, o si por el contrario se decantaba por un combate de baja intensidad con predominio del jab y de los agarres, táctica que (como dijimos en la previa) podía darle una buena opción de victoria al retador británico. Pues bien, cuando el combate se inició, y a pesar de que Klitschko salió más activo que en otras muchas ocasiones, fue la táctica con su directo de mano adelantada la que decidió utilizar, condicionando decisivamente el resultado de la pelea. Fury cedería la iniciativa desde los primeros instantes, desplazándose por el ring a la vez que se refugiaba tras su enorme alcance para mantener a raya al campeón con su jab y su cruzado de izquierda muy abierto, ataques que no tenían excesiva potencia pero que incomodaban sobre manera a un Klitschko descentrado que intentaba sin éxito establecer su propio jab.

A la vez que Fury mantenía su boxeo elevadamente dinámico y controlaba los tiempos y los espacios con el directo zurdo, el aspirante no dudaba en realizar gestos provocadores como, por ejemplo, ponerse las manos detrás de la espalda, siendo por otro lado su guardia portada bastante baja también para incitar los ataques y los errores del monarca pesado, que no rompió su conservadurismo ofensivo atormentado por el jab y preocupado por la derecha directa errada pero potente de su oponente. Aunque era evidente que el superior alcance de Fury estaba derrotando a Klitschko, éste insistió en tratar de entrar con el jab, produciéndose algunos igualados cruces de directos en los que ninguno llegaba excesivamente claro pero en los cuales el británico solía salir con ventaja. En caso contrario, si Klitschko lograba tener algo de éxito, Fury realizaba arremetidas con directos que solían tocar a su objetivo y compensaban las acciones del titular mundial, que se veía obligado a retroceder.

Alcanzado el cuarto round y con Fury manteniéndose fuera del alcance y controlando la pelea desde el exterior del ring, Klitschko intensificaría un tanto sus pasos y sus ataques, errando muchísimos golpes ante un rival que le esquivaba la mayoría de sus puños agachándose y que no dudó en cambiar de guardia diestra a zurda eventualmente para descentrar aún más al confuso campeón. Exceptuando un tercer round que Klitschko pudo anotarse por un corto hook zurdo, hasta el quinto episodio no logró realizar las acciones más claras, conectando al fin una derecha directa que a penas había lanzado, menos aún acertado. De todos modos, este fue sólo un logro efímero, puesto que Fury en los siguientes episodios afianzaría su dominio siguiendo incomodando con su jab y su boxeo con espacios, anotando su directo de izquierda puesto como zurdo y, sobre todo, haciendo fallar muchísimo a su oponente. Pasado el ecuador de la pelea se llegaría a un punto decisivo, puesto que la más insistente táctica de entradas en clinch de Klitschko se pondría en marcha para desgastar a su rival y tratar de frenarlo para poder empezar a conectar cruciales derechas directas. Pero éstas no llegaron, con Fury manteniéndose fresco y activo de piernas en todo momento y gracias a su magnífica gestión de los agarres, acciones en las que él es especialista y en las que salía airoso tanto al ataque como a la defensa.


Era obvio, llegada la parte final y con Klitschko todavía sin encontrar su lugar, que Fury era, por su dominio del jab y del clinch pero con mayor velocidad y superior altura y envergadura, el punto débil del titular unificado, que estaba sucumbiendo por un boxeo que había utilizado (con la diferencia del desplazamiento) para dominar durante una década la división máxima. Con Fury obteniendo resultados en los desordenados cruces de directos y haciéndose hueco en el clinch para conectar alguna mano importante, parecía ya que no se le podía escapar la decisión de los jueces, aunque Klitschko trataría en el noveno y onceavo episodio de lograr un golpe de poder decisivo, consiguiendo conectar algún buen directo de derecha y jab, aunque en ambos casos sufriría una dura respuesta: en el noveno Fury le sorprendería con un cruzado zurdo cuando el ucraniano salió girado de un intento de clinch, mientras que en el onceavo el retador desequilibraría a Klitschko con una dura derecha directa y lo estremecería con un nuevo croché de izquierda. Por último, el descuento de un punto a Fury por pegar en la nuca y un doceavo episodio en el que Klitschko intentó derribar a su rival con el hook y el directo, pusieron fin a la pelea.

Las cartulinas de los jueces podrían ser las únicas que truncasen la sorpresa, pero esto no sucedió, y Tyson Fury 25(18KO)-0, en un combate histórico para el boxeo, vencía claramente a los puntos por decisión unánime al que había sido campeón mundial desde 2006, imbatido desde 2004, y número 1 del peso pesado indiscutible por casi una década Wladimir Klitschko 64(53KO)-4(3). Las puntuaciones de los jueces fueron de 116-111, 115-112 y 115-112, siendo también la de Bastión Boxeo de 116-111 a favor de Fury. Así, Fury de forma impactante iniciaba una nueva etapa en el peso pesado, aunque Klitschko parece estar dispuesto a contender en una revancha para tratar de quemar un último cartucho y mantener su carrera en la cumbre. Aunque es inevitable pensar que en el momento en que se ha encontrado con un boxeador más alto que él y con cierta habilidad ha caído muy ampliamente, poniéndose por lo tanto de manifesto que su reinado ha estado sustentado básicamente en su superioridad física. Las críticas se acumularon contra el británico durante meses, siendo muchas de ellas fundadas por su mala actuación ante Chisora en noviembre del pasado año, pero con un combate en el que hizo gala de una enorme velocidad para su altura, un ritmo sorprendentemente elevado y una acertada táctica, además de un gran control del ring y de los momentos de ataque, logró una victoria total que le sitúa, al menos virtualmente, como el número 1 de la división pesada y como el rival a batir, renovando por ello el interés de la monótona categoría en los últimos años.

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