MGM Grand, Las Vegas, Estados Unidos.
Campeonato mundial WBO del peso supermedio.
Visualizando el combate por el cinturón supermedio de la Organización era inevitable preguntarse como ha sido posible que un púgil tan tosco y carente de tantas cualidades boxísticas como Abraham haya podido tener una carrera tan exitosa y haya podido ser titular mundial durante tanto tiempo, siendo esto casi enteramente justificable por el mal que supone al boxeo que haya cuatro títulos por división. Es cierto que actualmente el armenio-alemán no está en las mejores condiciones de su carrera, aunque él así lo afirmaba, pero su actuación fue realmente mala, limitándose a caminar por el ring detrás de su oponente, llevando las manos altas y no lanzando golpes, a la vez que cedía round tras round a un Ramírez que hizo una gran actuación pero que no es tan excelente como pareció.
Si bien a Paul Smith (en el primer combate) o a Martin Murray les faltó mayor movilidad para evitar contragolpes de Abraham, aspecto que les privó de una victoria que quizás merecieron, Ramírez ejecutaría el plan ideal a la perfección. Aprovechando que el campeón no tiraba manos ni presionaba de forma intensa, Ramírez establecería su jab con comodidad y rápidamente pasaría a marcar la diferencia con el 1-2-hook, golpe que lanzó incansablemente sin que Abraham pudiese replicarlo de forma adecuada debido a los convenientes pasos atrás dados por el retador. Con eso, y acompañando su sólido boxeo con un notable desplazamiento, al mexicano le bastaría para controlar totalmente una pugna que resultaría finalmente un tanto repetitiva y tediosa por la falta de recursos y ajustes del monarca y la escasísima pegada del aspirante.
De todos modos, esta falta de potencia de golpeo de "El Zurdo" no impediría que una derecha en el segundo round estremeciese a su oponente, que se vería obligado a agarrarse para no llegar a pasar mayores apuros. Los momentos en que "King Arthur" se vería estremecido, aunque en menor grado de peligro, serían numerosos a lo largo de la pelea, sobre todo cuando se abría para probar un ataque al final de round y su rival lo alcanzaba con un directo a la contra, pero, en cualquier caso, estos momentos no fueron los decisivos. El aspecto crucial fue el nulo ritmo combativo y la pésima frecuencia de golpeo de Abraham, que en algunos rounds se limitó a lanzar algún tímido directo o hook sin éxito. Merece crédito Ramírez por mantenerse dinámico y hacer valer su gran ventaja en altura para mantener a raya a su oponente, pero lo cierto es que ni siquiera cuando el mexicano se detenía para combinar ganchos arriba y abajo Abraham intentaba aprovechar para llevar la pelea a la corta y cambiar el signo del choque.
Sólo el sexto asalto, en el que Ramírez vio agravado su excesivo golpeo a los guantes y Abraham encontró el camino a su derecha directa repetidas veces, supuso una excepción en la desidia combativa del inerte campeón, que durante el resto de la pelea además vería disminuida su velocidad de desplazamiento por el gran trabajo con los hooks desplegado por el aspirante. Un ejemplo de ello fue su característica combinación hook de izquierda arriba-gancho de derecha abajo que, junto a otras breves series ligeramente modificadas y golpes aislados, conectó incontables veces. Finalmente, sin que pudiese quebrar al resistente titular y sin que quisiese tomar mayores riesgos para lograrlo, Ramírez se encaminaría a una victoria unánime por triples máximas cartulinas de 120-108. La puntuación de Bastión Boxeo es de 119-109 a favor de Ramírez. Con esta coronación del imbatido, prometedor y joven Gilberto "Zurdo" Ramírez 34(24KO)-0, batiendo con solvencia insultante a uno de las figuras más destacadas de la categoría en la última década, ha resultado inevitable que se alzasen voces que afirman que puede ser en el futuro el número 1 indiscutible de la división de las 168 libras. Pero esta afirmación parece más que osada, ya que cualquier componente del top con un elevado ritmo combativo y que no se viese perjudicado por cartulinas localistas (Abraham peleaba fuera de su territorio desde 2011) habría logrado un triunfo con cierta claridad, aunque quizás no tanta. Y es que Abraham 44(29KO)-5(1), que tiene contrato con Sauerland hasta 2017, no ofreció más resistencia que Gevorg Khatchikian o Dereck Edwards, los dos últimos oponentes de Ramírez (ninguno de ellos actualmente en el top 15) a los que el mexicano batió de forma muy similar, mostrando quizás estos dos boxeadores mayor tenacidad que el ahora excampeón.
Así, sin que se pueda negar que su meritoria constancia, su buena ejecución táctica, su formidable 1-2 y su elevadísima altura para la división le hacen un campeón con gran potencial, sobre todo en un peso con un nivel actual muy bajo, ahora mismo Ramírez no resulta para la categoría tan temible como el fantástico Callum Smith, número 1 WBC y retador mandatorio que ha batido a dos duros top 15 en algo más de un minuto respectivamente en sus dos últimas peleas.
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