MGM Grand, Las Vegas, Estados Unidos.
En juego el título WBO Internacional del peso welter.
Se especulaba mucho sobre la posibilidad de que un Bradley parcialmente renovado tras su cambio de entrenador pudiese presentar elevadas dificultades a Pacquiao, pero esto finalmente no sucedió, ya que, a pesar de que el estadounidense ofreció una pelea exigente y dio todo lo que tenía, "Pac Man" capturó un triunfo muy solvente en una actuación que puede ser considerada la mejor de las tres realizadas ante este púgil. Tras un tanteo en el round inicial marcado por la gran actividad de piernas de ambos contendientes, Pacquiao comenzaría a encontrar el camino para conectar su izquierda directa, aunque un Bradley muy móvil y que buscaba un contragolpe decisivo con el gancho diestro reduciría el efecto de los puños de su rival con su buena defensa dinámica y evitando dar planos claros.
Alcanzado el tercer asalto, y dando muestras el filipino de que ya no posee toda la velocidad y precisión que una vez tuvo, Bradley aprovecharía los intervalos entre ofensivas y la preparación de las mismas por parte de su rival para conectar directos que, junto a algún combo de hooks, parecieron meterle en la pelea. Y es que en el cuarto episodio supo seguir llegando con peligro con un hook de izquierda aislado pero efectivo que en esa ocasión pudo compensar los 1-2 y 2-1 del múltiples veces monarca. Con todo, si bien durante el quinto asalto el enfrentamiento se mantendría igualado, con "Desert Storm" mostrándose firme con el 1-2 y conectando un potente uppercut mientras Pacquiao lanzaba sus formidables series de rectos, la pelea comenzaría a romperse a partir del ecuador.
Las constantes variaciones de la línea de ataque de Pacquiao y su continuo dinamismo empezaron a dificultar decisivamente a Bradley el poder encontrar su distancia ideal, disminuyendo su efectividad ofensiva en un elevadísimo grado y exponiéndolo a errores astutamente aprovechados por el filipino. Así, Bradley terminaría boxeando como en las dos anteriores ocasiones, cediendo la iniciativa a la vez que su táctica se llenaba de dudas, algo que desembocó en un knockdown en el séptimo asalto cuando Pacquiao le alcanzó con un hook diestro mientras se desplazaba. Ante esta situación crítica, Bradley respondería con gran valentía, ofreciendo en el octavo round unas arriesgadas y agresivas ofensivas en las que logró conducir brevemente contra las cuerdas a su contrincante y alcanzarlo con claros golpes curvos. De todos modos, Pacquiao no llegaría a perder el control y en el noveno asalto se anotaría a su favor un nuevo knockdown al alcanzar con un gancho zurdo a un Bradley agachado para evitar un anterior 1-2.
Con el combate decidido ya en las cartulinas, Bradley debió volcarse en la búsqueda del knockout pero, frustrado y dubitativo, se desplazaría por el exterior del ring en gran parte de la recta final, en la que Pacquiao, con un decisivo uso de su potente jab, controlaría las acciones antes de cerrar la pelea amenazando con desbordar con una veloz serie. Terminados los 12 asaltos de un duelo entretenido y emocionante, contendido pero en líneas generales dominado por Manny Pacquiao 58(38KO)-6(3)-2, que se había anotado dos caídas, los jueces no defraudaron y dieron justas cartulinas de triple 116-110 (que pudieron ser más amplias) a favor del filipino, que capturaba el triunfo unánime y se imponía convincentemente en la trilogía de peleas (2 a 1) contra el excampeón estadounidense. No se puede negar que Bradley 33(13KO)-2-1 lo intentó con mucho empeño, que realizó ajustes cuando era necesario y que por momentos tuvo un elevado y peligroso grado de acierto. Aun así, Pacquiao es simplemente un mejor boxeador, por lo que, no estando a su máximo nivel pero deseando concluir su carrera con una gran actuación, le bastó con pequeños destellos de su impresionante velocidad y sus certeros combos de rectos para hacerse con una gran victoria.
En principio, y según declaró tras el combate, esta será la última pelea de Pacquiao, que afirmó haberse comprometido con su familia a abandonar los rings a pesar de su dudas sobre si quiere hacerlo. Así, con la retirada de Pacquiao (que se une a la ya consumada por parte de otros boxeadores insignes) además de ponerse fin a una etapa en el peso welter y en el boxeo en general, se certifica una trayectoria excepcional de un púgil que, superando muchos pronósticos adversos, ha capturado títulos mundiales en seis divisiones y ha marcado un antes y un después en el boxeo de su país, firmando una brillante página en la historia de este deporte.
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