martes, 12 de mayo de 2015

Jamie McDonnell - Tomoki Kameda (9/5/2015)

State Farm Arena, Hidalgo, Estados Unidos.
En juego el título mundial WBA del peso gallo.

El japonés invicto Kameda corrió el riesgo de dejar vacante su cinturón WBO del peso gallo para medirse al campeón WBA  Jamie McDonnell, tratando de demostrar que era mejor y uno de los más destacados pesos gallos de la actualidad. Durante los primeros seis asaltos sus aspiraciones se vieron confirmadas por el despliegue de un boxeo mucho mejor que el de su oponente. Mostrándose muy rápido de piernas y de manos, en los rounds iniciales marcaría la diferencia con sus veloces entradas y salidas, en las que anotaba con claridad el jab, la derecha directa, el gancho al rostro o el uppercut de mano adelantada. Ante estas ofensivas, un McDonnell que no encontraba su distancia erraría muchos de sus golpes ante los rápidos desplazamientos de su oponente, aunque conseguiría llegar con algunas buenas manos a la contra y con algunos eventuales 1-2, que en cualquier caso, pese a emparejar las acciones, no parecían suficientes para otorgarle los rounds.
 

Las explosivas entradas de "El Mexicanito" dieron sus mayores frutos cuando en el tercer asalto, tras agacharse amagando, conectaba un potente hook de mano diestra al rostro que hacía visitar la lona al campeón McDonnell. Con todo, pese a estar muy por delante en las cartulinas Kameda y haberse anotado una caída, McDonnell se repondría del knockdown y apreciando que estaba perdiendo el combate optó por un cambio táctico. A partir del quinto episodio el boxeador británico trató de llevar el combate a la distancia corta, donde pudo conectar, en ocasiones de forma un tanto desesperada, hooks al rostro y al cuerpo con los que trabajaría de forma repetida y podría anotarse las mejores acciones en estos igualados intercambios de golpes.

No pareció conveniente que Kameda aceptase este tipo de pelea, ya que cuando este se desplazaba McDonnell a penas podía seguirlo, aunque el japonés respondería con dureza y efectividad en los cruces de golpes en corta. No obstante el campeón se anotaría por estrecho margen sus tres primeros asaltos. Pese a ello y a que Kameda había disminuido su ágil desplazamiento, en el noveno y décimo episodio el japonés volvería a aprovechar su superior velocidad para volver a tomar el control con derechas en corto muy claras y repetidas y con secos hooks de izquierda, llegando incluso a tambalear levemente a su contrincante.

Finalmente en los últimos asaltos y estando por detrás en las cartulinas, McDonnell lanzaría todo lo que le quedaba en su arsenal para en igualados intercambios de ganchos anotarse estos últimos rounds y poder forzar así un mejor resultado. Y sin duda estos episodios fueron cruciales, puesto que consumidos los doces asaltos, las cartulinas de los jueces dieron triples e idénticas puntuaciones de 114-113, que por un sólo round le daban la victoria a Jamie McDonnell 26(12KO)-2-1, que retenía por segunda vez su cinturón mundial WBA del peso gallo. Con todo, no parece la decisión de los jueces la más adecuada, porque a pesar del buen final de McDonnell y una cierta merma de intensidad en el boxeo de su rival, Kameda controló la mayor parte de la pelea con su fugaz boxeo, por lo que la puntuación de Bastión Boxeo es de 115-112 a favor de Tomoki Kameda.

En cualquier caso y dejando de lado el resultado, Kameda no ofreció su mejor versión y si hubiese persistido en su boxeo en larga podría haberse impuesto con mucha amplitud. Por su parte McDonnell hizo bien en no rendirse e insistir en sus ganchos en corta pese a la peligrosidad de su rival, aunque su menor velocidad no lo recomendase.

Para Kameda, que suma su primera derrota, la decisión de dejar vacante su cinturón fue un riesgo no recompensado, pero es destacable que haya decidido apostar fuerte por una unificación al igual que lo hizo McDonnell, en un tiempo en que muchos campeones se esquivan entre si de forma flagrante.

McDonnell suma una nueva defensa y consigue quizás la victoria de más prestigio en su carrera, aunque su condición de campeón sigue pareciendo más a consecuencia de sus características físicas que a un superior boxeo. Y es que contar con una altura de casi 1 metro 80 cm y una envergadura que lo sobrepasa, en una división como la del peso gallo con muchos rivales lejanos al metro 70 cm, parece una ventaja muy determinante.

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